Traspase las puertas y entre en un reino de calma, donde la quietud se instala de forma tan natural como la brisa marina. Enclavada en lo alto de Santa Eulalia, esta excepcional villa ofrece vistas panorámicas del Mediterráneo y de las ondulantes colinas ibicencas, que se disfrutan mejor desde una de las cuatro amplias terrazas que rodean la finca.

Arraigada en el espíritu bohemio, la propiedad aúna dos residencias arquitectónicamente distintas pero perfectamente integradas: la casa principal, Diego-un homenaje a Diego Rivera- y la casa de huéspedes, Fridainspirada en el atrevido arte de Frida Kahlo. Diseñadas por Ibizaliving, ambas casas combinan una sofisticación atemporal con líneas contemporáneas. Las formas escultóricas, las texturas terrosas y los toques minimalistas se integran con elegancia en la ladera de la colina.

Coronando la finca, una piscina de 18 metros y una terraza iluminada por el sol disfrutan de una orientación suroeste, capturando tonos dorados desde el amanecer hasta el atardecer. Un tranquilo jardín y una casita de piscina orientada al océano completan el atractivo exterior.

En DiegoLa distribución invertida optimiza todas las vistas. La planta superior alberga una cocina en isla de granito esculpido y un comedor circular bajo vigas de castaño a la vista. Las puertas de cristal se abren de par en par a una terraza rodeada de árboles, fusionando interior y exterior en perfecta armonía.

En la planta baja, una segunda sala de estar y cuatro dormitorios con baño tienen vistas a la serena campiña. En la suite principal, los caminos de guijarros conducen a una bañera exenta y a una ducha de efecto lluvia que se hacen eco de los elementos naturales. Los toques orgánicos fluyen por toda la casa, desde el baño esculpido en forma de huevo hasta un tranquilo patio con una fuente y un reloj de sol en su centro.

FridaLa casa de huéspedes, de estilo hacienda, transmite elegancia rústica. Las formaciones rocosas autóctonas se elevan orgánicamente a través del espacio vital, anclándolo en la tierra. La cocina abierta y el comedor se abren a una piscina infinita circular y a una espaciosa terraza suspendida sobre unas vistas ininterrumpidas. Una pérgola a la sombra invita a reunirse al aire libre, mientras que tres de los cuatro dormitorios de la planta superior dan a una terraza compartida.

Aquí, el diseño y la naturaleza dialogan libremente, creando un santuario que es más que un hogar. Es una obra de arte viviente, un refugio en la ladera que captura el alma de Ibiza.

Situada sobre Santa Eulalia, con vistas de gran alcance, la finca invita a un estilo de vida marcado por la autenticidad, la tranquilidad y la vitalidad durante todo el año. Está a pocos minutos de restaurantes, galerías de arte y tiendas de lujo, pero envuelto en un ambiente relajado y sin esfuerzo.

Pasee por el paseo marítimo bordeado de palmeras, eche un vistazo a los famosos mercadillos hippies de Es Canar o experimente el encanto de Santa Gertrudis. Las familias apreciarán la proximidad al Morna International College, a solo 10 minutos en coche.